Haz iniciado una nueva relación después de que la anterior no terminó muy bien; o quizá te mudaste a otra casa después de que tu o tus padres decidieran cambiar de vecindario; o tal vez, lo que te ocurrió, fue que ingresaste a trabajar a una nueva empresa, en la cual ganas más dinero, para así poder comprar por fin esa casa que siempre has querido.
Sea
cual sea la situación por la que estés pasando ¿es bueno afrontarla teniendo altas
expectativas de ti y/o de las personas?
Si
eres de los que buscan respuestas en Internet, pero les da flojera leer, la
respuesta más rápida que te puedo dar es: “SI, es bueno afrontar situaciones
con un alta expectativa, pero ¡pon los pies en la tierra carajo! ¡Las cosas no
son sencillas como para que solo estés de soñador!
Si
por el contrario, quieres analizar un poco más el tema, tienes que entender también,
como el vivir con altas expectativas en nuestro día a día, puede orillarte al
estrés y/o a la desmotivación.
Vivimos
en un mundo cada vez más ambicioso. El querer un coche nuevo, una casa nueva,
buena ropa, el mejor celular, etc., está haciendo que el ser humano desayune,
coma y cene ambición.
Trabajamos
todo el día porque creemos que de este modo vamos a tener más dinero, y por
supuesto poder comprarnos esa casa en un abrir y cerrar de ojos. Tratamos a
nuestra nueva pareja como si de un rey o reyna se tratase, porque estamos
convencidos que esta si es la buena.
¿Y qué pasa si las cosas no salen así?
Tener
altas expectativas es un signo de autoestima grande. Nos creemos capaces de
conseguir las cosas y por lo tanto las queremos exactas. No queremos cualquier
casa, queremos la de 100 mil USD en la residencial más famosa. No queremos una
pareja estable y que nos quiera, queremos la que cumpla los caprichos que la
anterior no pudo.
No
es malo tener altas expectativas, ni de las personas, ni de nosotros. Lo malo
es creer que las cosas se van a dar de manera sencilla y que el camino será
miel sobre hojuelas. Debe quedarte claro que mientras más altas expectativas
tengas, más difícil va a ser el camino a seguir. Las cosas no son fáciles y será
mejor que aprendas a disfrutar las que vas obteniendo por poco que sea.
Plantéate pequeños y medianos objetivos, antes de llegar a la meta final.
Cuando
estas enfocado solo en la meta final pierdes lo sano que es tener altas
expectativas. Porque por mas pasos que des, seguirás viendo tu meta muy lejos.
Es ahí cuando comienza la desmotivación el estrés, con frases como: “esto no es
para mí”, “no he logrado nada”.
Como
conclusión, si sabes canalizarlo, tener altas expectativas te va ayudar a
obtener el impulso para lograr tus metas. Pero ten siempre los pies en la
tierra para comprender que los objetivos se disfrutan paso a paso, y que
probablemente los logros no serán tan exactos como los deseamos pero serán los
mejores para nosotros.